AMNESIA

AMNESIA

 

AMNESIA

Escuchó un maullido acompañado de un golpe que venían de la habitación de Aurora, su hermana. Dejó encima de la cama la novela que estaba leyendo y fue a ver qué sucedía. Arrodillada en la cuna, la niña miraba al suelo con los ojos enrojecidos y un rictus malicioso. Sus manos estaban manchadas de sangre, y sujetaban un cuchillo de cocina. En medio de la alfombra beige yacía el cadáver de Rorro, su gato, degollado.

 Vicenta, horrorizada, retrocedió tratando de salir de la habitación, pero la puerta se cerró de golpe, ante las estridentes risas malvadas de la pequeña asesina.

Sonó la melodía de “Si tú me dices ven…” en el móvil, era su madre.

-Hija, llevo un buen rato llamándote y no lo coges. Me tenías preocupada. Ya sabes que solo te tengo a ti.

Vicenta se frotó los ojos con fuerza y recordó que era hija única.

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